PREFERIR SER DESPRECIADOS CON TAL DE SER ÚTILES A DIOS

Publicado: abril 14, 2009 en CHARLES SPURGEON, EVANGELIO VERDADERO

Es sorprendente como el fenómeno actual de predicadores que se sienten entes indispensables y casi autores de la salvación de multitudes, no es reciente, sino que ha permanecido a lo largo de la historia. Este sermón de Spurgeon nos deja entrever el peligro de todo esto y la necesidad de hombres y mujeres dispuestos a agradar a Dios, no a los hombres.

«Algunos dirán: el ministro que predica, es quien convierte a los hombres. ¡Ah!, esa es una idea grandiosa, ciertamente. Nadie sino un insensato podría pensar eso. Conocí a un hombre hace algún tiempo, que me aseguró que conocía a un ministro que tenía una gran cantidad de poder de conversión en él. Hablando de un gran evangelista de los Estados Unidos, comentó: «ese hombre, señor, tiene la mayor cantidad de poder de conversión que yo haya conocido en hombre alguno; el señor Fulano de Tal en una aldea vecina a Londres le sigue en poder.» En aquel momento, este poder de conversión estaba siendo manifestado; doscientas personas fueron convertidas por el evangelista que ocupaba el segundo lugar, y se unieron a la membrecía de la iglesia en unos pocos meses. Yo fui a ese lugar un poco después (fue en Inglaterra), y pregunté:,»¿cómo van tus convertidos?» «Bien,» respondió, «no puedo comentar mucho acerca de ellos.» «¿Cuántos de esos doscientos individuos que recibiste hace un año permanecen firmes?» «Bien,» respondió, «me temo que no muchos; hemos echado ya a setenta de ellos por borrachos.» «Sí,» repliqué, «eso pensé: ese es el final del grandioso experimento del poder de conversión.» Si yo pudiera convertirlos a todos ustedes, cualquiera podría revertir el proceso de su conversión; lo que un hombre puede hacer, otro lo puede deshacer; sólo permanece lo hecho por Dios.

Charles Spurgeon

Charles Spurgeon

No, hermanos míos. Dios ha tenido mucho cuidado de que no se diga nunca que la salvación es del hombre, pues usualmente Él bendice a quienes parecen menos calificados para ser útiles. Yo no espero ver tantas conversiones en este lugar como las que hubo el año pasado, cuando tenía menos oyentes. Me preguntarán: ¿por qué? Bien, el año pasado todo el mundo me maltrataba; mencionar mi nombre era mencionar el nombre del bufón más abominable que haya vivido. La simple mención del nombre atraía juramentos y maldiciones; para muchos, era un nombre despreciable, pateado por las calles como un balón de fútbol. Pero luego Dios me dio cientos de almas, que se sumaron a mi iglesia, y en un año, fue mi delicia ver personalmente no menos de mil personas convertidas para entonces. No espero eso ahora. Mi nombre es estimado de alguna manera ahora, y los grandes de la tierra no consideran una deshonra sentarse a mis pies; pero esto me lleva a temer, no sea que mi Dios me abandone ahora que el mundo me estima. Yo preferiría ser despreciado y calumniado a cualquier otra cosa. Estaría dispuesto a dejar esta asamblea que ustedes consideran muy grande y excelente, si mediante esa pérdida, pudiera ganar una mayor bendición. «Lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios;» y por eso creo que entre más estimado sea, peor será mi posición, y mucho menor será mi esperanza de que Dios me bendiga. Él ha puesto Su «tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.»

Un pobre ministro comenzó a predicar una vez, y todo el mundo habló mal de él; pero Dios le bendijo. Gradualmente cambiaron y lo halagaron. ¡Él era un gran hombre: qué maravilla! Pero, ¡Dios le dejó! A menudo ha sucedido lo mismo. Nosotros debemos recordar, en todos los tiempos de popularidad, que aquel «¡Crucifícale, crucifícale!» le sigue de cerca los talones al «Hosanna,» y que la multitud de hoy, si la tratamos con fidelidad, se puede convertir en un simple puñado el día de mañana, pues a los hombres no les gusta que les hablen claro.

Debemos aprender a ser despreciados, condenados, difamados, y entonces aprenderemos a ser hechos útiles por Dios. A menudo he caído de rodillas, con un sudor hirviente brotando de mi rostro, bajo el peso de una reciente calumnia lanzada contra mí; en una agonía de dolor mi corazón ha estado a punto del quebranto; hasta que por fin he aprendido el arte de soportarlo todo y no preocuparme de nada. Y ahora mi dolor corre en otra línea. Es precisamente en la dirección opuesta. Temo que Dios me abandone, para demostrar que Él es el autor de la salvación; que no se encuentra en el predicador; que no está en la multitud; que no se debe a la atención que yo pueda atraer, sino en Dios, y sólo en Dios.

Esto puedo decir de todo corazón: si ser convertido en el lodazal de las calles otra vez, si ser el hazmerreír de los insensatos y ser la canción del borracho, me permitiera una vez más ser de mayor servicio a mi Señor, y útil a Su causa, prefiero eso a las muchedumbres, o a todo el aplauso que el hombre pueda brindarme.

Oren por mí, queridos amigos, oren por mí, que Dios me utilice todavía como un instrumento de salvación de almas; pues tengo miedo que diga: «no ayudaré a ese hombre, para que el mundo no diga que él lo ha hecho, pues «la salvación es de Jehová,» y así debe ser, hasta el fin del mundo».

Apartes del Sermón No. 131 que Charles Spurgeon predicó en Londrés el 10 de Mayo de 1857, su título: “La Salvación es de Jehová». 

Pueden encontrar este sermón completo y otros más en: 

http://www.spurgeon.com.mx/novedades.html 

 

comentarios
  1. Jer 17:9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

    1Ti 4:16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.

    Heb 12:14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
    Heb 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;

    Pro 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
    Porque de él mana la vida.

  2. Tienes razón. Me apena ver como se encumbran hoy día a «ungidos» que parecen más estrellas de cine que siervos humildes de Dios, es «el mundo al revés»

    Dios quiera que los que se creen tan valiosos e importantes, pasen por aquí para leer este artículo, y puedan aprender algo que les edifique de veras.

    Saludos

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